17 de mayo de 2012
12 de mayo de 2012
—Seguro tenés amigos —él seguía escribiendo— solo tenes que hablarles o demostrarles lo que te pasa
—Yo sé que tengo que hacer eso porque, después de todo, la del problema soy yo. Pero no puedo, siempre me costó demostrar lo que siento.
Y sí, tengo un grupo de amigos y son geniales, pero me hace mal estar con ellos por el hecho de que no puedo ser yo misma porque no me sale y no quiero tener que pasar por eso todos los días.
—Siempre tenes que ser vos misma. No importa con quien.
Después, como no era raro en él, cambió rotundamente de tema. —Yo, desde que corté, estoy hablando mucho con una amiga para tratar de llenar ese vacío, pero ahora tengo miedo que se mal interprete. —Y ahí fue cuando mis sentimientos y pensamientos se bloquearon y echaron a correr despavoridos por todos los recovecos de mi cerebro y corazón.
Por un lado me ponía celosa.
Por otro lado, me hacía feliz la idea de que pudiera estar hablando de mí, que me estuviera tirando una indirecta.
De todas maneras… no sabía cómo reaccionar.
—Tenes que tener cuidado con eso —decidí hacerme la superada.
—Ya lo sé pero bueno, no sé que hacer :S
—Jajaj, es complicado, porque no sabes qué piensa ella entonces sería incomodo que se lo dijeras.
—Claro, porque capaz ella nada que ver y la termino asustando
—Hm…. de ultima si te dice algo medio sospechoso te vas a dar cuenta y ahí le decís algo.
—Igual, si ella gusta de mi capaz salga para tratar de olvidarme o sentirme un poco mejor.
—Siempre que seas sincero… o sea, ¿a vos te gusta ella o sería solo para olvidarte? —necesitaba saber qué era lo que él sentía por aquella chica misteriosa.
—Me parece linda y me gusta su personalidad —Me sonreí. Había posibilidades de que aquella chica fuera yo. Una vez me había dicho: “fea no sos” y, por sus palabras y por el tiempo que llevábamos hablando, estaba claro que yo le caía bien, que me quería, y eso que solo había conocido mi personalidad.
Todo encajaba, pero tenía miedo de ilusionarme, porque también podía ser cualquier otra amiga suya.
—Ah, entonces sí. Por ahí estaría bueno para que te despejes la mente un poco
Otra vez su cambio de tema. Me encanta
—Che, vos podes contar con migo si te sentís mal, yo te voy a ayudar
—Aw gracias, se sintió bien, porque voy descubriendo que es eso lo que
me pasa y que lo tengo que superar. Vos también podes contar conmigo siempre.
En lo que te pueda ayudar, voy a hacer lo posible para que te sientas
mejor
—Gracias, yo también, y hoy lograste hacerme sentir mejor.
—Gracias, yo también, y hoy lograste hacerme sentir mejor.
Cómo te amo.
9 de mayo de 2012
4 de mayo de 2012
2 de mayo de 2012
Quizá estoy
en un momento en el que necesito demasiada contención. Tanta que ninguno de mis
amigos me parece verdadero, porque ninguno me la da. O quizá, yo realmente estoy bien y los que están mal son ellos, que no me brindan
la contención que un verdadero amigo debería dar. O también puede ser que sean mis verdaderos amigos y que yo pretenda demasiado.
No lo sé, nunca tuve un amigo de verdad. Uno que si le dabas, te aseguraba que algo ibas a recibir [no literalmente]. Alguien que no temiera demostrarte afecto, que te jugara bromas y que te sacara
una sonrisa cuando estuvieras mal y todas esas cosas que suelen hacer los
amigos... o que se supone que hacen.
¿Es tan complicado? Si yo suelo ver pares de amigos en el colegio, que están juntos, todo el tiempo, comparten los sándwiches, se ríen, corren, se toman de las manos, hablan. Pero hablan los dos. No es que lo hace uno y el otro solo debe escuchar, no. Sino que hablan ambos, ¿por qué yo no puedo hacer eso con ningún amigo?
No puedo comer un sándwich con nadie porque todas pretenden hacerse las “me estoy cuidando y sufro mucho”, no puedo reírme con nadie porque todo es un embole. No puedo hablar de par en par con nadie porque siempre son ellas las que hablan.
Y yo, la boluda, la que siempre escucha.
Entonces quizá sea ese mi trauma.
Al no sentirme nunca escuchada ni comprendida, me guardo las cosas para mí, total ¿de qué sirve molestarme en decir algo productivo?
En fin, basta de victimización, el punto es que no sé si soy yo la errada que se ilusiona demasiado con las historias de las amistades, o si de verdad no tengo ningún amigo verdadero. Tengo muchos, si, ¿pero quiénes realmente están cuando se los necesita? ¡Y yo no es que ande diciendo, por ahí, todos mis problemas! ¡O que ande gritando que necesito alguien que me escuche! No, nada que ver, y no voy a hacerlo nunca. Porque si alguien no siente la necesidad ni tiene la obligación de escuchar mis problemas, no lo voy a incitar a que lo haga. Pero se supone que, si yo estoy para vos, no me hagas sentir que me vas a dejar en banda en la primera de cambio, o en el primer otro amiguito tuyo que se te cruce. Y, en lo posible, intenta tratarme como una amiga, no como si tuviera una mente inferior.
O puede que sea yo la que me vea como una mente inferior.
Quién sabe, ando tan baja de autoestima, que necesito un amigo.
¿Es tan complicado? Si yo suelo ver pares de amigos en el colegio, que están juntos, todo el tiempo, comparten los sándwiches, se ríen, corren, se toman de las manos, hablan. Pero hablan los dos. No es que lo hace uno y el otro solo debe escuchar, no. Sino que hablan ambos, ¿por qué yo no puedo hacer eso con ningún amigo?
No puedo comer un sándwich con nadie porque todas pretenden hacerse las “me estoy cuidando y sufro mucho”, no puedo reírme con nadie porque todo es un embole. No puedo hablar de par en par con nadie porque siempre son ellas las que hablan.
Y yo, la boluda, la que siempre escucha.
Entonces quizá sea ese mi trauma.
Al no sentirme nunca escuchada ni comprendida, me guardo las cosas para mí, total ¿de qué sirve molestarme en decir algo productivo?
En fin, basta de victimización, el punto es que no sé si soy yo la errada que se ilusiona demasiado con las historias de las amistades, o si de verdad no tengo ningún amigo verdadero. Tengo muchos, si, ¿pero quiénes realmente están cuando se los necesita? ¡Y yo no es que ande diciendo, por ahí, todos mis problemas! ¡O que ande gritando que necesito alguien que me escuche! No, nada que ver, y no voy a hacerlo nunca. Porque si alguien no siente la necesidad ni tiene la obligación de escuchar mis problemas, no lo voy a incitar a que lo haga. Pero se supone que, si yo estoy para vos, no me hagas sentir que me vas a dejar en banda en la primera de cambio, o en el primer otro amiguito tuyo que se te cruce. Y, en lo posible, intenta tratarme como una amiga, no como si tuviera una mente inferior.
O puede que sea yo la que me vea como una mente inferior.
Quién sabe, ando tan baja de autoestima, que necesito un amigo.
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